De la mano de la pedagogía sistémica nos ayuda ampliar la mirada distinguiendo sus diferencias como individuo, desarrollando la capacidad de RECONOCER-COMPRENDER-ACTUAR en cada contexto; pasar de malas a buenas personas.
Trabajemos las heridas de la infancia de los adultos, de esta manera aprenderán a reconocer la necesidad detrás del mal comportamiento, sin culpa, con responsabilidad. Apoyando a sus hijos/as a potenciar sus habilidades. No es fácil lidiar con un pasado traumático, sin embargo, aún lo es más cuando esas marcas se originaron en una edad temprana.
En esa primera etapa de la vida de un niño donde carece aún de estrategias personales para manejar y entender ciertas dimensiones.